Ahí va la última práctica realizada para Javier Mayoral, el profe de Redacción para la clase de ídem de 3º F.
RAFAEL ÁLVAREZ: “HAY POLÍTICOS QUE SON VERDADEROS HIJOS DE SUS GABINETES DE PRENSA”
El escenario, para Rafael, es el de siempre: pasillos que se cruzan y descruzan en giros aparentemente inconexos pero que siempre acaban desembocando en la cafetería. Una cafetería que bulle victoriosa, contenedora de conversaciones sobre política y sobre sábados noche. Sobre la política de los sábados noche. Escaleras con tantos estudiantes como peldaños. Unos leen a Kapuscinski y otros buscan el mini de calimocho a mejor precio. Los hay que beben mientras leen.
“La facultad sigue igual que en mi época”, fueron las primeras palabras de Rafael Álvarez después de cruzar la puerta del aula 506 de la facultad de Ciencias de la Información de la Complutense, el 18 de noviembre de 2008, con una mirada de descubrimiento y los hombros encogidos de nerviosismo. Un gesto muy similar al que adoptó la primera vez que entró en esa clase, allá por la década de los 80.
Cuando Rafal Álvarez comenzó a estudiar periodismo no cabía en su mente de universitario en pañales que después de 25 años la última página del diario El Mundo, cada sábado, sería suya. Suya para conversar con quien él eligiera.
Este sábado tocó Santiago Carrillo.
La tarde del martes 18, todavía con una media melena recuerdo de aquella época, y vestido con una chupa de cuero y unos vaqueros, la dedicó a los alumnos de 3.º F de periodismo. Al menos a todos los que no se quedaron en la cafetería.
“En cuanto haya un poco de complicidad empezaré a soltar nombres”, confesaba Rafael a una audiencia todavía sorprendida por su visita en los primeros compases de la reunión.
En su ya experimentada carrera ha recolectado una larga lista de nombres, y podría sonrojar a más de un ilustre personaje de esos que salen a diario en cualquier medio. Después de “ochenta y pico” entrevistados, ha acumulado tantas anécdotas que hasta ha tenido que olvidar algunas.
“Lo principal, lo más importante, son las repreguntas”, explica, y añade que “es necesario dejar mucho tiempo para responder”. Gracias a ello puede uno llevarse gratas sorpresas. Basagoiti, el presidente del PP vasco, fue una de ellas. “Cuando me ofrecieron entrevistarle tuve mis reticencias, después me contaron que era un friki y me tiré de cabeza”. Y es que Rafael Álvarez siente predilección por los entrevistados que entran en el juego de sus entrevistas.
Porque él no pregunta al uso, sino que pretende establecer un diálogo en el que prime la complicidad y la ironía, evitando preguntas trilladas e intentando trasladar al dialogante a un terreno de la conversación en el que no estén acostumbrados a moverse. Fue lo que le llevó a preguntarle a Manuel Aleixandre, actor nonagenario con cientos de películas rodadas, si temía que le encasillaran por su último filme.
Pero este tono relajado y distendido que intenta conseguir cada sábado es el resultado de una buena preparación. “Si te tomas el trabajo en serio el personaje lo agradece”. El cuestionario para cada entrevista suele tardar entre cuatro y cinco horas en perfilarlo, “siempre de noche, soy un animal nocturno”.
Su modo de trabajo es simple y así lo hace saber, “si estudias correctamente al entrevistado, te salen las preguntas”, además es primordial “el sentido común” y “saciar la curiosidad” de cada uno.
Reconoce que se siente un privilegiado por trabajar haciendo lo que más le gusta, pero con esto “no quiero caer en la falsa modestia, me lo he trabajado” y consecuentemente expone que “si luchas por algo lo suficiente puedes conseguirlo”.
Por supuesto, terminó por confesar algunos de los nombres antes anunciados a sus futuros compañeros de profesión. “Sabía que Tamariz me sorprendería, pero por ejemplo con Trillo o con Juan Luis Galiardo me lo pasé inesperadamente bien”. También ha habido casos donde tuvo que lidiar con interlocutores “más planos”, y revela, con el gesto serio, que hay políticos “que son verdaderos hijos de sus gabinetes de prensa”.
Las manos alzadas que daban derecho a hacerle una pregunta a Rafael seguían acumulándose una hora y media después del inicio de la charla. El profesor, confundido entre los asientos de los estudiantes, anunció que había que terminar.
Aún quedó tiempo para que la clase arrancara un aplauso conjunto desde la primera batida. Un aplauso de cien manos que sonrojó al ilustre redactor de El Mundo que cierra cada sábado con sus palabras el periódico.
Rafael, como un tomate, en el aula 506. Es cierto que hay cosas que no cambian.
JIUS
2 comentarios:
Mola tu 'versión' de la entrevista. Me gusta cómo escribes, ¡un saludo!
es un reportaje? serviría!
además los dos primeros parrafos podrían valer indistintamente de leads
el primer parrafo seria una entradilla de pintura donde describes muy bien y el segundo seria una entradilla de cita entremezclada con telón de fondo si tomamos en cuenta el elemento psicologico de su mirada
(me encanta tecnicas del reportaje :p y demostrar que estoy aprendiendo algo)
escribe usted muy bien señor JIUS, aunque sea algo que ya habré dicho antes...
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